El aparato digestivo y el cerebro están más conectados de lo que se creía. Así lo revela un macroestudio publicado en Science Advances , que concluye que las personas con trastornos intestinales persistentes tienen hasta el doble de probabilidad de desarrollar enfermedades neurodegenerativas , como alzhéimer o párkinson.

La investigación, dirigida por la española Sara Bandrés-Ciga , responsable del área de neurogenética en los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH), se nutrió de tres grandes bases de datos: el Biobanco del Reino Unido, el SAIL Biobank de Escocia y el FinnGen de Finlandia. En ella participaron más de 487.000 personas con análisis genéticos y 52.000 con datos proteómicos.

“El aparato digestivo tiene su propio ‘segundo cerebro’, el sistema nervioso

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