Esta ola de incendios pasará a la historia como una de las más devastadoras de Galicia no solo por la superficie afectada, sino también por la virulencia de las llamas. Únicamente en Ourense, donde ardió el 13,2% del territorio de la provincia, la superficie quemada asciende a 96.104 hectáreas, de las que un 67% ardieron con una severidad alta.

En estas zonas «se ha perdido toda la capa orgánica del suelo y se ha muerto la vegetación», por lo que el efecto del fuego es «irreversible» y es «imprescindible una intervención activa» para una buena recuperación de la biodiversidad.

Así lo explica a FARO el catedrático en Física de la Tierra de la Universidad de Valencia José Antonio Sobrino, fundador y director de la Unidad de Cambio Global que ha desarrollado una metodología para elabor

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