La reciente reunión en la Casa Blanca parece poner punto final a las especulaciones – bien o mal intencionadas – sobre una eventual escisión entre la OTAN, Gran Bretaña y Estados Unidos sobre el tema de Ucrania.
Cada mandatario allí reunido tiene su estilo personal, más o menos agradable para unos y otros. Pero al reunirse directa y colectivamente – sin filtros mediáticos ni intermediarios – han funcionado como una orquesta bien coordinada en defensa de sus intereses compartidos.
La reunión – que reconoce la primacía de Estados Unidos – también desbanca la leyenda urbana sobre la sumisión del mandatario norteamericano a los designios de Putin. De entrada se comprometió claramente a defender la integridad de Ucrania y a involucrar sus propias fuerzas armadas y de seguridad en la defensa d