En menos de una década, la India ha tejido una red de vínculos que a primera vista parecen contradictorios: ejercicios navales con los miembros del Quad (Estados Unidos, Japón y Australia), cooperación en los BRICS y la OCS (Organización de Cooperación de Shanghái), adquisiciones de defensa a Rusia y acuerdos energéticos con Oriente Medio. El resultado no es un “cambio de bando”, sino un reacomodo deliberado: sumar socios sin atarse a ninguno.
El punto de partida es la no alineación de Jawaharlal Nehru, surgida durante el proceso de descolonización. Además de inspirar el Movimiento de Países No Alineados, para la India significó multiplicar opciones, reducir dependencias unilaterales y preservar márgenes geopolíticos de maniobra. En el siglo XXI, ese modus operandi persiste: menos adhesió