Me preguntaban si Camila (mi abuela) en realidad deseaba “esa gestación” (la de los Chabelitos, que le comenté en mi escrito anterior). No lo sé. Aquellos eran otros tiempos, tiempos que duraron mucho para poder siquiera hablar sobre cómo se podría planificar una familia. Así eran los tiempos de aquel peonaje.
Lo que sí puedo comentar es que Camila era una guerrera. Mi padre me contó que, cierto día, en los tiempos de la Revolución Mexicana, un grupo revolucionario pasó por el pueblo en donde vivían y se llevaron en leva a su padre. Entonces, mi madre —nosotros estábamos chiquitos y a Vicenta, la hermana menor, la traía en brazos— nos llevó de prisa tras los soldados y, cuando los alcanzó, buscó y buscó hasta encontrar a quien los mandaba. Cuando lo halló, nos puso a todos nosotros delant