La formación de las estrellas más masivas del cosmos, aquellas que superan ocho veces la masa de nuestro Sol, siempre ha representado un desafío para la astrofísica. Estos gigantes celestes se desarrollan con una rapidez asombrosa, liberando potentes vientos estelares y una radiación que, en teoría, debería dispersar el material circundante, impidiendo así que alcancen tamaños tan colosales. Este enigma ha intrigado a los científicos durante décadas.
Sin embargo, un reciente descubrimiento ofrece una pista de calado para resolver esta paradoja cósmica. Astrónomos han revelado la existencia de vastas de gas, a las que se ha bautizado como "autopistas interestelares", capaces de canalizar material directamente hacia estas jóvenes y masivas estrellas. Este hallazgo redefine nuestra compr