Carolina vive desde hace seis años en un estado de persecución permanente en un contexto de violencia de género que se agrava con el correr de los meses.
A sus 45 años, madre de una niña de 10, acumula denuncias, internaciones y secuelas físicas y emocionales provocadas por su expareja y padre de su hija, que la marcaron para siempre.
Su historia es la de una mujer víctima de violencia que se niega a callar. “No es vida lo que yo tengo. Nos destruyó en todo sentido. Lo único que quiero ahora es empezar de nuevo con mi hija y que él pague por lo que hizo”, asegura en diálogo con La Voz.
Un calvario de años
El sufrimiento de Carolina comenzó en 2019, cuando denunció a su expareja por agresiones físicas que casi le cuestan la vida. Aquella causa quedó archivada, pero las amenazas y el hos