El Consejo de Seguridad de la ONU ha prorrogado por unanimidad su misión de cascos azules en el sur de Líbano (FINUL) solo hasta finales de 2026, cuando comenzará su retirada, a pesar de la inestabilidad en la zona.

Fuentes del Consejo de Seguridad han revelado que ha sido la insistencia de Estados Unidos la que ha llevado a poner fin a esta misión, establecida con diferentes nombres desde 1978, lo que la convertía en una de las más longevas de cascos azules en el mundo, además de una de las más grandes.

El Gobierno libanés había solicitado una renovación de un año a partir del 1 de septiembre –cuando expira el actual mandato– y se esperaba que a esa renovación le seguirían otras, pero Estados Unidos ha presionado para poner fin a la misión de la FINUL. La representante diplomática estadounidense, Dorothy Shea, resaltó que la misión se considera cumplida ahora que el Ejecutivo de Beirut ha encargado a las Fuerzas Armadas “poner todas las armas bajo control del Estado para fines de este año”, en alusión al desarme del grupo chií Hizbulá.

Según la resolución, negociada durante dos semanas principalmente entre Estados Unidos y Francia, la FINUL deberá “comenzar un repliegue y retirada ordenadamente entre el 31 de diciembre de 2026 y durante un año”, con el objetivo que “el Gobierno libanés sea el único proveedor de seguridad en el sur del país”.

Durante esa transición de un año, la FINUL –en la que sirven actualmente casi 700 militares españoles– tendrá como cometido garantizar la seguridad y servicios para su personal (algo más de 10.000 miembros) mientras se retiran, así como “contribuir a la protección de civiles y la entrega de asistencia humanitaria por vías civiles, dentro del límite de sus capacidades”.

La resolución obliga también a Israel a retirarse al sur de la Línea Azul, la frontera de facto entre los dos países, “incluidas las cinco posiciones que mantiene en territorio libanés” desde la invasión del año pasado del sur de Líbano.

Estados Unidos había tratado incluso de limitar su prolongación hasta el 31 de agosto de 2026, pero Francia y otros miembros del Consejo de Seguridad han considerado que es necesario más tiempo para que el Gobierno libanés llene el vacío dejado por los cascos azules y Washington cedió a prorrogarla solo cuatro meses más.

El empeño estadounidense en la retirada de la FINUL responde a dos objetivos: por un lado, se alinea con el discurso del gobierno de Donald Trump de disminuir los gastos de la ONU también en las misiones de paz y, por otro, es un reclamo de Israel, que tradicionalmente ha acusado a la FINUL de ser demasiado condescendiente con Hizbulá.

“A lo largo de los años, la FINUL ha fracasado rotundamente a la hora de impedir el continuo aumento de tropas de Hizbulá en su zona de operaciones”, señaló en un comunicado el Ministerio de Asuntos Exteriores israelí, que celebró la decisión del Consejo de Seguridad.

El embajador israelí ante la ONU, Danny Danon, dijo tras la votación que la FINUL “ha fracasado en su mandato” porque “su presencia no ha evitado que Hizbulá siga amasando uno de los arsenales más peligrosos del mundo”. Las fuerzas israelíes y la milicia chií se enfrentaron durante meses, hasta que Israel lanzó una dura ofensiva contra las zonas que controla en Líbano y contra sus dirigentes, asesinando al líder de Hizbulá en un ataque selectivo en Beirut en septiembre de 2024.

Israel ha contado con la ayuda de EEUU, que ha presionado a todos los miembros del Consejo de Seguridad para acelerar el fin de la FINUL, aún cuando la situación en el país árabe dista mucho de estar estabilizada y los planes del Gobierno de desarmar a Hizbulá se presentan como arriesgados.