A , la sobrina de la fallecida , le salió el tiro por la culata. Le faltó tiempo para acudir a un programa de televisión pocos días después de la muerte de su tía. Y contó una historia que nada tiene que ver con la realidad. Yo mismo fui íntimo amigo de Isabel y conozco perfectamente Cómo fueron sus últimos años de vida, ingresada en una clínica geriátrica aquejada por un Alzheimer que le hizo perder la memoria.
Ni fue raptada ni desconfiaba de sus amigos más fieles, los que se preocupaban de cuidarla mientras estaba desaparecida. Hoy aparece con el único ánimo de ver si había una herencia, confiando en que ella sea su heredera universal. Pero como no se informaba del estado de su tía ni sabe que Isabel empeñó todas sus joyas en el Monte de Piedad, y nunca las recuperó, que sus ahorros s