Han transcurrido más de tres años desde el inicio de la agresión rusa contra Ucrania. Ni un día de respiro, ni una muestra de disposición auténtica a la paz por parte del Kremlin. Moscú ha demostrado desde febrero de 2022 que no se detendrá hasta alcanzar sus objetivos estratégicos: control territorial en el este, neutralización de Kiev y, en última instancia, el sometimiento de la soberanía ucraniana a la lógica imperial rusa sea por medio de un gobierno títere, como lo era el de Víktor Yanukóvich, a quien las protestas de la plaza de Maidán forzaron a dimitir. Esta es justamente una de las obsesiones de Moscú, que sigue calificando las protestas democráticas contra el gobierno títere de Moscú como golpe de Estado. Sin embargo, a estas alturas el aparato de poder del Kremlin se conformarí
Rusia contra Ucrania: la estrategia implacable del Kremlin
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