Pekín se prepara esta semana para proyectar su poder con una doble exhibición de diplomacia y músculo militar, diseñada para consolidar su ascenso como líder indiscutible del orden global. Desde el domingo, la ciudad costera de Tianjin será el escenario de la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), un foro donde potencias contrarias al dominio occidental tejen alianzas para desafiar el statu quo. Días después, un colosal desfile militar en la capital marcará el 80º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, una demostración de fuerza que reverberará en un mundo fracturado por guerras híbridas, sanciones y polarización. Con Xi Jinping al timón, la segunda economía mundial envía así un mensaje inequívoco: está decidida a liderar un bloque que reconfigure el equilib

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