La migración venezolana ha transformado el mapa migratorio de América en la última década. Mientras que en 2015 los ciudadanos de Venezuela podían ingresar sin visa a la mayoría de los países de Latinoamérica y el Caribe, a partir del 2017 comenzó una serie de restricciones que dificultaron el camino.

El efecto dominó: Panamá fue el primero en exigir visa a los venezolanos en octubre de 2017, seguido por Honduras, Guatemala, Chile, Perú, Ecuador, México, Costa Rica, República Dominicana y varios países caribeños.

Los gobiernos justificaron estas medidas alegando la necesidad de “ordenar los flujos migratorios” y evitar el tránsito irregular por sus territorios para ir EE.UU. El entonces presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, afirmó en 2017 que la medida respondía al “deterioro de la

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