La crónica marca que el próximo año se cumplirán tres décadas del motín más sangriento de la historia carcelaria argentina ocurrido en el temible penal de Sierra Chica durante la Semana Santa de 1996, protagonizado por los llamados “12 Apóstoles” –así denominados por el número de sus integrantes y por la fecha religiosa–, quienes terminaron masacrando a otros presos y cocinando con los restos de algunos de ellos empanadas de carne humana.
La revuelta comenzó el 30 de marzo luego de una fuga que no pudieron concretar y terminó el 7 de abril de 1996. La audacia de los sediciosos llegó a tal punto que tomaron diecisiete rehenes, entre ellos nada menos que la jueza María Mercedes Malere, en esta prisión de máxima seguridad con 144 años de historia y forma de panóptico distribuido en doce