El reciente despliegue de buques de guerra frente a las costas de Venezuela ha generado inquietudes sobre una posible intervención militar de Estados Unidos. Esta situación se produce tras la autorización del presidente Donald Trump para utilizar la fuerza contra organizaciones de narcotráfico en la región. Según el medio estadounidense Newsweek, existe una intensa lucha interna en el círculo cercano a Trump, donde se enfrentan quienes abogan por un ataque directo al régimen de Nicolás Maduro y quienes consideran que sería un error arriesgarse a una confrontación.

El exdiplomático Tom Shannon, quien fue subsecretario de Asuntos Políticos durante la primera administración de Trump, explicó que la confusión en la estrategia hacia Venezuela se debe a estas divisiones internas. "Creo que parte de la confusión radica en que existen facciones rivales en torno al presidente", afirmó Shannon. Por un lado, está el secretario de Estado Marco Rubio, que apoya un ataque, y por otro, asesores como Scott Bessent, que advierten sobre los peligros de un conflicto militar.

La política hacia Venezuela se ha convertido en un campo de batalla dentro del Gobierno estadounidense. Mientras Rubio representa una postura más agresiva, otros asesores priorizan un enfoque pragmático, centrado en el control de los recursos energéticos de Venezuela. Esta confrontación de visiones ha mantenido abierta la posibilidad de acciones más drásticas, aunque muchos expertos consideran que una invasión a gran escala sigue siendo poco probable.

Shannon subrayó que la disputa no solo se centra en el uso de la fuerza, sino también en la gestión del petróleo venezolano. "Venezuela posee las mayores reservas de petróleo y gas del mundo, y la OFAC controla quién trabaja en ese sector", recordó. Si Washington mantiene las licencias para compañías estadounidenses o europeas, podría desplazar a actores rivales como China, Irán o Rusia. "Controlamos el petróleo y el gas. ¿Y saben qué? Podemos repatriar parte de nuestras ganancias", concluyó Shannon, destacando que para algunos en el gabinete de Trump, el verdadero objetivo en Caracas son los recursos energéticos, más allá de la lucha contra el narcotráfico.