En la cima de una montaña, con la camisa de la Jove de Valls o explicando en la universidad la situación de Catalunya en el mundo actual, siempre te acompañaba tu sonrisa socarrona y traviesa, a punto de emprender una nueva batalla.
Un hombre del Renacimiento en una época de demasiada política vaticana y poco compromiso personal, tú me mostraste que la amistad es para siempre y los sueños no son nada si no tratas de hacerlos reales.
Amigo de las causas perdidas, te llamaba Victu , pero tú no desfallecías nunca en tu voluntad y allí donde te escuchaban dibujabas como nadie qué Catalunya querías para nuestros hijos, por supuesto, siempre libre. De trayectoria enciclopédica, cooperante, político, activista, empresario, marido y, sobre todo, padre. Pau y Oriol seguro que han aprendido de t