A los 19 años, la vida de Federico Canal cambió para siempre. Un accidente de moto en Pergamino , provincia de Buenos Aires , lo dejó al borde de la muerte. Tras 26 días internado y múltiples intentos médicos por salvar su pierna, fue él mismo quien tomó la decisión de amputarla.
“Entré en depresión y pedí que me la corten”, recuerda hoy con crudeza, pero también con la paz de haber encontrado un nuevo rumbo. E sa decisión fue el primer avance de un proceso de resiliencia que transformó su historia personal en un mensaje de superación .
Hoy, con 25 años, Canal es instructor de calistenia , disciplina que lo rescató de las adicciones y la autodestructiva frase “no puedo”. En las barras encontró algo más que un deporte: un espacio de contención, disciplina y amor propio.