Riwá llegó a duras penas el 23 de agosto al centro de Gaza acompañada de un tanque lleno de agua potable para familias enteras que han sido desplazadas por la guerra . Con solo 27 años, esta joven palestina ya se aqueja de dolores de espalda, estómago y mareos constantes; son síntomas de unos cálculos renales que se le formaron por falta de fluidos y una buena alimentación.
El líquido, preciado y bastante necesitado, llegó a la comunidad por donaciones que hicieron personas que están a 11.000 kilómetros de distancia, en Colombia . Hace un buen tiempo que los ataques de Israel destruyeron gran parte de la infraestructura que gestionaba y llevaba el recurso líquido en la región.
Carolina —nombre cambiado por petición de la entrevistada— y sus hermanos iniciaron una red con la que han logra