Gobernaba Panamá una narcodictadura encabezada por el general Manuel Noriega, un militar corrupto, que se mantenía en el poder gracias a un brutal sometimiento de su pueblo; organizó una horda de delincuentes que los llamaba los Batallones de la Dignidad, estos reprimían impunemente y cometían crímenes de lesa humanidad.
Noriega hacía alarde de su poder hasta que el 20 de diciembre de 1989 las tropas norteamericanas en la operación Causa Justa invadieron Panamá; durante la invasión desaparecieron los miembros de los mentados Batallones de la Dignidad y el muy cobarde dictador se refugió en la Nunciatura Apostólica, para luego entregarse y ser llevado a una cárcel de EE. UU. como un vulgar delincuente. También fue condenado por la justicia francesa, posteriormente volvió a Panamá a morir y