La plancha del pelo se ha convertido en una pieza fundamental en el arsenal de belleza, especialmente para quienes persiguen ese acabado liso y pulido en la melena. No obstante, su empleo frecuente, y en ocasiones descuidado, oculta una problemática que suele pasar desapercibida: la constante acumulación de restos y suciedad en sus placas.
De hecho, cada uso deposita sobre la superficie una combinación poco deseable de productos capilares, polvo y la grasa natural del cabello. Esta película, casi imperceptible al principio, no solo dificulta obtener un alisado impecable, sino que también plantea riesgos directos para la salud capilar. Una herramienta en mal estado es capaz de causar quemaduras, dejar una sensación apelmazada o, aún más frustrante, evitar una distribución homogénea del