De la misma manera que la rutina diaria cambia radicalmente en el mes de septiembre , ocurre también en el vestidor. Los días comienzan a ser más cortos, las primeras horas de la mañana sufren los grados más bajos y se establece esa temporada de entretiempo que permite jugar con todas las prendas de vestir. Es decir, dejamos de lado aquellas más fresquitas o veraniegas para dar la bienvenida de nuevo a las que permiten recurrir al layering o son aptas para el cambio de temperaturas. Por lo que, a causa de las circunstancias, nos encontramos en el momento más óptimo (a dos semanas de dar el pistoletazo de salida al otoño) para hacer el cambio de armario .
La buena noticia es que ya no tendremos que sufrir (tanto) la humedad o el calor sofocante, que directamente condicionan nuestra f