La toxina botulínica, más conocida como , se ha consolidado desde hace años como la técnica estética más demandada globalmente. Lo que tradicionalmente era un recurso para mitigar arrugas de expresión, ha evolucionado hacia una nueva aplicación: la prevención.

En este sentido, esta sustancia purificada se emplea como herramienta preventiva en pacientes más jóvenes, entre los 25 y 35 años, que aún no presentan arrugas profundas. Se administran microdosis para modular la actividad de los músculos faciales responsables de las líneas dinámicas, evitando que se asienten y se conviertan en arrugas permanentes, sin "congelar" la expresión natural del rostro.

Asimismo, el auge del bótox preventivo se relaciona con el omnipresente impacto de las redes sociales. La visibilidad constante de y l

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