La apertura del Año Judicial nunca es una fiesta, pero esta vez la solemnidad parecía cargada de tensión. Desde el primer momento, todos los ojos estaban puestos en Álvaro García Ortiz , el Fiscal General del Estado, consciente de que llegaba bajo la mirada de quienes podrían juzgarle.

Entró acompañado del ministro Bolaños, entre miradas que iban de la curiosidad a la cautela. El exfiscal general conservador Sánchez Melgar esbozaba una sonrisa cómplice, buscando que otros la compartieran. Bolaños casi se equivoca de asiento por despiste; estuvo a punto de sentarse donde no le correspondía. Pequeños detalles que recordaban que, incluso en ceremonias solemnes, la humanidad se cuela en cada gesto.

Antes de hablar, García Ortiz se preparó con cuidado. Colocó sus folios, se sirvió u

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