Una cerrada ovación, ciertamente inédita en la solemnidad de un acto como la apertura del Año Judicial, de los jueces y fiscales presentes en el salón de plenos del Tribunal Supremo, rubricó las palabras del la presidenta del Alto Tribunal y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Isabel Perelló, que acababa de denunciar, alto y claro y ante el propio ministro de Justicia, Félix Bolaños, las descalificaciones de la acción de la Justicia por parte del Gobierno de la nación y exigido que no «se nos presione, que no se nos condicione, que no se erosione la credibilidad de los tribunales con juicios de oportunidad política o de cualquier otro tipo». Hubo más, por supuesto, en la defensa del Estado de Derecho y de la independencia del Poder Judicial como garantía del buen funcionamiento
El poder no ataca a los jueces en democracia

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