El miércoles 3 de septiembre el Festival de Venecia se partió en dos. La proyección de La voz de Hind, la película de la directora tunecina Kaouther Ben Hania sobre el asesinato de una niña gazatí de cinco años por el ejército israelí, dejó el Lido enmudecido y conmocionado. Desde entonces todo ha girado entre dos variables, que el jurado presidido por Alexander Payne se atreviera a darle el León de Oro al filme más contundente y políticamente relevante de esta edición, o que le relegaran a un premio menor.

La declaración del primer día de Payne, cuando fue preguntado por la petición del colectivo Venice4Palestine para que la Biennale condenara el genocidio, no hacía ser optimista. El responsable de películas como Los que se quedan dijo no sentirse “preparado” para responder y que se debía hablar de cine y películas. Parecía una premonición, porque casi dos semanas después su jurado ha premiado una de las películas menos cargadas de política de toda la edición.

El León de Oro ha ido a parar a manos de Jim Jarmusch —que portaba una chapa en favor de Palestina—, uno de los cineastas más importantes de las últimas décadas, que con Father Mother Brother Sister sorprendió. La película venía con el rumor de que Cannes la había rechazado, y quizás por ello su cálidad reflexión sobre los lazos familiares entró de una forma tan emocionante. Un filme que parecía condenado a un premio de Mejor guion y que finalmente ha logrado el primer premio importante de Jarmusch en un festival. Jarmusch subrayó que a pesar de que su cine no lo pueda parecer, también es político:

La decisión del jurado tiene algo de provocadora, ya que no solo no ha premiado La voz de Hind rajab, sino que ha elegido a un título distribuido por Mubi, plataforma y distribuidora financiada por el fondo Sequoia, que apoya a una empresa armamentística israelí. El propio Jarmush confesó en la reuda de prensa del filme sentirse “decepcionado” de ese vínculo de la empresa. “Mi relación con Mubi comenzó mucho antes, y fue fantástico trabajar con ellos en la película. Me decepcionó y me desconcertó esta relación. Pero si queréis hablar de ello, tenéis que dirigiros a Mubi. No soy el portavoz”, dijo entonces.

Kaouther Ben Hania recibe el Gran Premio del Jurado, el segundo premio, en el Festival de Venecia

Finalmente, la película de Kaouther Ben Hania se ha conformado con el segundo premio, el León de Plata, también llamado Gran Premio. La directora, muy emocionada, dedicó su premio a la Media Luna Roja y los que se dejan la vida en Gaza. “La voz de Hind es la voz de la propia Gaza, un grito de rescate. El mundo entero pudo oírla, pero nadie respondió. Su voz seguirá resonando. Su voz seguirá resonando hasta que se rindan cuentas, hasta que se haga justicia. Todos creemos en la fuerza del cine. Es lo que nos reúne esta noche y lo que nos da el coraje para contar historias que, de otro modo, quedarían enterradas”, dijo y acusó a Israel de “régimen criminal” antes de compartir los agradecimientos de la propia madre de Hind Rajab, que se acordó de Nelson Mandela para pedir la libertad del pueblo palestino.

Al ver las elecciones del jurado uno tiene la sensación de que eligieron las películas correctas, pero las colocaron en el orden equivocado. Eso, y que decidieron obviar a Netflix, que a pesar de traer tres películas se fue de vacío. El león de Plata, el segundo en importancia, fue para Gianfranco Rosi, el maestro del documental que ya tiene un León de Oro por Sacro Gra y que en Sotto le nuvole mira en un precioso blanco y negro las rutinas cotidianas de los pueblos que viven a orillas del Vesubio. Un filme humanista y hermoso que no contaba para muchos y que convenció al jurado.

Más sorprendente fue el premio al Mejor director para Benny Safdie por The smashing machine, que parecía condenada a ganar el premio al mejor actor para Dwayne Johnson (La Roca) y que convenció con un relato tópico sobre un perdedor que se dejó el cuerpo en la lucha libre. No hay en esta propuesta el nervio y el colmillo de las obras dirigidas junto a su hermano Joshua, que dentro de unos meses estrenará también por separado Marty Supreme, también de la mano de A24. 

Toni Servillo gana el premio al Mejor actor por 'La Grazia'

El jurado ha optado por premiar a películas de perfil bajo, donde los directores no se colocan por encima de sus obras ni hacen aspavientos. Quedan fuera apuestas muy marcadas por las personalidades de sus directores, como No other choice, de Park Chan Wook; el Frankenstein de Guillermo del Toro; A house of dynamite, de Katrhyn Bigelow; The testament of Ann Lee, de Mona Fastvold o Silent Friend, de Ildiko Enyedi (a la que le tocó en la pedrea el premio Marcello Mastroianni al talento joven para Luna Wedler).

A cambio reconocen a cineastas con propuestas más íntimas y comedidas, como se puede observar también en ese premio al mejor guion para Valerie Donzelli y Guilles Marchand, por À pied d’œuvre. Era una de las tapadas de esta edición. Un retrato sobre un fotógrafo que deja su trabajo para poder escribir y descubre la auténtica pobreza y precariedad del mundo en un retrato emocionante sobre la uberización de la economía. Donzelli, que sorprendió al mundo con Declaración de Guerra, regresa a su mejor cine tras unos cuantos traspiés. 

Los premios de interpretación son impepinables, pero también sorprenden porque dejan fuera muchos nombres que llegaban como favoritos. Toni Servillo ha logrado su primera Copa Volpi por La Grazia. Está inconmensurable, pero se esperaba más para el filme de Sorrentino, una divertida y emocionante película sobre un presidente de la república en sus últimos meses que habla del posicionamiento político. Servillo, uno de los actores que firmó el comunicado a favor de Palestina, quiso expresar su “admiración y la admiración del cine italiano por aquellos que valientemente han decidido zarpar para llegar a Palestina y llevar un signo de humanidad a una tierra en la que la dignidad humana es cruelmente vilipendiada a diario”.

Nada se puede decir tampoco de la Volpi a la Mejor acriz a Xin Zhilei, por la película china The sun rises on us all, un filme sobre la culpa que llegó en la última jornada de competición y que se sostiene sobre sus hombros. Sorprenden ambas decisiones porque Venecia nos tenía acostumbrados a un palmarés lleno de estrellas de Hollywood que comienzan aquí su carrera para los Oscar. El año pasado se vio con Nicole Kidman. En esta ocasión tenían para elegir: Dwayne Johnson, Emma Stone, Amanda Seyfried… Ninguno de ellos lo logró, lo que vuelve a subrayar la decisión de no premiar gran cine de Hollywood, ya que a pesar de que Jarmusch es una película de EEUU, sus obras se mueven en un circuito independiente lejos de otras propuestas que se han visto en Venecia.

Un palmarés tibio que ha perdido la oportunidad de premiar con el León de Oro a un filme como La voz de Hind, que ha logrado que hasta Hollywood empiece a posicionarse (Brad Pitt y Joaquin Phoenix aparecen como productores ejecutivos) y que las banderas palestinas entraran en la sala grande del Pallazo del Casino. Puede que no haya ganado, pero es, sin duda, la película más importante de esta edición.