“Lo dije después del Mundial pasado: por edad (38 años) lo más lógico es que no llegue al próximo. Ya estamos ahí, estoy ilusionado, con ganas, pero es día a día, partido a partido, sintiendo sensaciones. Estoy tratando de sentirme bien y de ser sincero conmigo mismo. Cuando yo me siento bien, disfruto. Si no estoy bien, la paso mal y prefiero no estar. Voy a ir día a día”.
La lógica a la que Lionel Messi se refirió el jueves en el Monumental después de una noche que, más que nunca, fue suya es la lógica de la edad, de los años que pasan, del físico que muta, de las exigencias que nunca aflojan.
También es la lógica de un tipo coherente, hipercompetitivo y fiel a la causa. Esa lógica de quien, con dolor y nostalgia, prefiere dar un paso al costado antes de perjudicar a un grupo y a un eq