El imponente edificio del Gobierno Metropolitano de Tokio ofrece una de las vistas panorámicas más espectaculares de la capital nipona, por eso en su vestíbulo se mezclan turistas chancleteros con funcionarios trajeados. Ahí arriba, Yuriko Koike (Ashiya, 1952) contempla una responsabilidad que cubre 13.500 kilómetros cuadrados y 41 millones de vidas. A lo largo de sus treinta años de trayectoria no solo ha llegado alto, también la primera: la primera ministra de Defensa, la primera candidata a la jefatura del Gobierno y la primera gobernadora de Tokio, cargo que ocupa desde hace una década y que ha revalidado en tres ocasiones. Así, Koike ha hecho de su género anécdota, convertida en una de las figuras fundamentales de la política contemporánea nipona. En la sala de reuniones adyacente a s

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