Hermann Hils, el pescador
El rumor lento de un pueblo recostado sobre el río Rin, con casas bajas y de tejas oscuras, un par de cafés que cierran temprano, un taller mecánico, la panadería que huele a manteca desde la madrugada y, al otro lado, el verde húmedo que anuncia las marismas del Taubergiesen donde la niebla se queda colgada entre los juncos, y los botes de paseo cortan una cinta de agua quieta. Así es el pueblo de Kappel-Grafenhausen, a 40 kilómetros al norte de Friburgo, Alemania, una comunidad donde todos se conocen de vista.
Allí vivía Hermann Hils , hombre de manos grandes y espalda ancha, duro de gesto, un pescador que hizo su vida en un criadero de truchas junto a su casa. También llevaba a pasear a los turistas por los canales del humedal.
No era un tipo de ostentar,