La historia de Maureen Slough, una mujer de 58 años de Cavan, Irlanda, ha conmocionado a su entorno familiar y reabierto el debate sobre los protocolos del suicidio asistido internacional. Slough viajó en secreto a Suiza para someterse a un procedimiento con la organización Pegasos, sin informar a sus seres queridos. La noticia de su fallecimiento llegó a través de un escueto mensaje de WhatsApp, que además anunciaba el envío postal de sus cenizas.

La familia quedó devastada por la forma en que se enteraron del desenlace. No hubo carta de despedida, ni comunicación previa, ni acompañamiento emocional. Solo un mensaje frío que dejó más preguntas que respuestas.

Pegasos sostiene que Slough fue evaluada por un psiquiatra independiente, quien determinó que estaba en pleno uso de sus facu

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