
Galicia se ha sumado al boicot a la participación israelí en la Vuelta Ciclista a España. En Monforte de Lemos (Lugo), donde finaliza la etapa de este domingo, la tensión entre manifestantes propalestinos y policía se ha desatado desde casi una hora antes de la llegada estimada. Los convocados, que protestan contra la presencia del equipo Israel Premier Tech, han intentado desplazar las vallas y los agentes, pertrechados con material antidisturbios, han respondido usando las porras. Según las entidades organizadoras de la movilización, hay al menos un detenido.
La etapa —167,8 kilómetros de media montaña entre Vegadeo, en la frontera con Asturias, y Monforte de Lemos— prometía sprint o fuga, decían los comentaristas en el arranque de la retransmisión. De entrada, se impuso lo primero: una escapada temprana de un grupo amplio, de unos 45 corredores, de la que derramaron Jay Vine y Louis Vervaeke.
La convocatoria de boicot partió de las distintas asociaciones locales, organizadas en redes como Galiza por Palestina o BDS Galiza. Aunque estaban previstas concentraciones en varios puntos del recorrido, y las banderas palestinas, como las que se pudieron ver en la salida neutralizada, salpicaban aquí y allá el paso por los distintos núcleos de población, la acción central esperaba en Monforte, justo antes de la recta de meta.
Antes, a 56 kilómetros del final —entre Castroverde y A Pobra de San Xiao—, se vivió un primer incidente. Poco después de una curva en la que un numeroso grupo de manifestantes mostró banderas palestinas, un hombre agazapado en la cuneta salió al paso del grupo de escapados, pero tropezó antes de llegar a la calzada, mientras un policía cruzaba justo por delante de los ciclistas para intentar interceptarlo. Como consecuencia, sufrió una caída Javier Romo, del Movistar quien, tras intentar ir primero a por el espectador, volvía poco después a la carrera.
A esa hora, la situación era ya “muy tensa” en el punto caliente a unos metros de la meta. Los manifestantes desplazaron las vallas y la policía nacional, con un amplio dispositivo se llevó detenido a un hombre. Los primeros coches oficiales llegaron entre pitidos y abucheos, especialmente el de Carrefour, uno de los patrocinadores de la prueba y acusado de colaborar con el gobierno genocida de Netanyahu. Cuando la cabeza de carrera estaba a 30 kilómetros, entre gritos de “Israel genocida”, los trabajadores de la organización de la Vuelta, con ayuda de los agentes, reforzaron el vallado para que los concentrados no lo echasen abajo. Todo, con constantes “roces” con los agentes, según las entidades convocantes. En la carrera, un grupo de siete corredores neutralizaba a los dos escapados.
Este lunes hay jornada de descanso en Pontevedra, con concentración convocada a las ocho de la tardey. El martes, la etapa atravesará la provincia de norte a sur. Saldrá de la turística localidad de Combarro (en Poio, municipio limítrofe con la capital) para finalizar, casi 168 kilómetros después, en Mos, a un paso de Vigo. El presidente de la diputación, el popular Luís López, espera que “nadie se atreva a manchar la imagen de las Rías Baixas”, pero las organizaciones solidarias con Palestina ya están preparando el segundo asalto.