Pilar García es de esas personas que transmiten energía nada más empiezas la conversación. Por ello resulta aún más increíble imaginar el parón en seco que la vida le obligó a hacer hace poco más de un año. "Estuve a punto de morir. A mi marido le dijeron que de ésta no salía", nos cuenta emocionada.
Pili estaba en su casa en Ribeira, A Coruña, una tarde de domingo cualquiera, cuando vio como una gaviota manchaba la ventana. "Yo soy un culo inquieto, así como la vi, cogí los productos de limpieza y me puse manos a la obra", recuerda. No sabe qué fue lo que ocurrió a continuación. "No tengo más recuerdos. Me desperté dos meses después en una cama de hospital ", explica aún con un nudo en la garganta.
No sabe si se mareó, si tropezó, no recuerda nada. Sea como fuere, se precipitó desde