CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La oferta del presidente Trump de cooperar con fuerzas armadas para abatir los grupos delincuenciales de México genera un efecto inercial de rechazo: No, se perdería la soberanía. Ese concepto que cada día más se vuelve inasible para muchos: cobro de “derecho de piso”, extorsión, tráfico de personas y de sus órganos, reclutamiento obligatorio de niños y jóvenes condenados a perder su futuro para aumentar la fuerza del crimen y un amplio etcétera. La Constitución contiene una respuesta que incomoda. No es un invento de coyuntura. Es un mecanismo previsto en el diseño constitucional. Véase si no.

Primero. Hablar de soberanía en México se ha vuelto un mantra. Se repite al infinito. Basta salir a ciertas carreteras para comprender la contradicción. Ahí la soberanía

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