Sin certidumbre ni neutralidad, la inversión extranjera huye y el país pierde la oportunidad de consolidar su industria automotriz.
Cada vez me inclino más a pensar que lo único que hemos podido aprender de la historia es que rara vez aprendemos de ella. Hemos repetido y caído como nación en un ciclo de discursos con promesas incumplidas, proyectos mediocremente desarrollados y oportunidades en bandeja de plata desperdiciadas. Hoy se repiten los errores del pasado; México no debe competir fabricando vehículos eléctricos o baterías de litio, sino garantizar las condiciones para impulsar la iniciativa privada y atraer inversión extranjera.
La demanda para la producción automotriz en México existe y es persistente. Recientemente MG Motor anunció planes para desarrollar una pla