Llevo años repitiendo lo que este lunes bien dijo Néstor Lorenzo, el técnico de la Selección Colombia, en la víspera del partido contra Venezuela, en Maturín, en el cierre de la eliminatoria del Mundial 2026 al que Colombia ya clasificó.

Basta con consultar el archivo del diario o navegar un poco para encontrar que l levo años poniendo el dedo en la inmensa llaga del patrioterismo barato, del chauvinismo ramplón que vende al fútbol nuestro, su Liga, sus clubes, sus jugadores y sus selecciones como las mejores del mundo, el universo y sus alrededores.

“Esa creencia narcisista, próxima a la paranoia y a la mitomanía de que por ser propio es mejor”, como también se define el chauvinismo, ha servido para distorsionar la realidad, crear falsas expectativas y generar agendas propias de vanidad

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