E l nuevo accidente registrado en las calles de Punta Arenas, donde un conductor impactó a una yegua y su cría que deambulaban libremente, es un recordatorio brutal de un problema que arrastramos hace años: los caballos sueltos en la vía pública. Esta vez, la tragedia tuvo un elemento adicional. La yegua contaba con chip, lo que permite rastrear su origen y vincularla con un propietario, hecho que debería facilitar acciones legales y sanciones. Sin embargo, no basta con este avance aislado.

Lo preocupante es que, pese a los esfuerzos municipales por implantar chips e identificar animales, el trabajo se ha visto entrampado por la falta de atribuciones y de colaboración efectiva de otros organismos. El Servicio Agrícola y Ganadero (Sag) tiene competencias que el municipio no posee, particu

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