La filosofía es pensar ; la política, actuar . La primera lo abarca todo; lo político suele reducirse al poder . Y el poder —lo queramos o no— está en todas partes: desde la disputa por un cargo de elección popular hasta la competencia por un puesto de trabajo, e incluso en el amor. Filosofía y poder van de la mano y deberían colaborar cuando los objetivos son nobles y virtuosos . Cuando la política se separa de la filosofía, la arrastra la vorágine de las bajas pasiones , derivando en escenas moral y éticamente vergonzosas , con efectos deshumanizantes. Bertrand Russell recordaba que muchas motivaciones humanas son la codicia , la vanidad , la rivalidad y el amor al poder ; en política, no pocas veces, de estos impulsos derivan los resortes de la acc
Phronesis

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