Presidente de Asbanc
Hasta finales de los años setenta, en los colegios y universidades del Perú estaba prohibido usar calculadoras. El argumento no era tanto que estas pudieran impedir el desarrollo de las habilidades, sino que su uso resultaba discriminatorio porque otorgaba ventaja a quienes podían comprarlas. Lo que sí se podía usar eran las reglas de cálculo. No era raro ver a un profesor de matemáticas llegar al aula como si fuese un tablista: en lugar de una tabla hawaiana llevaba una regla de cálculo gigante que colgaba sobre la pizarra para mostrar cómo así alinear escalas logarítmicas permitía multiplicar, dividir o incluso, según el modelo de la regla, realizar operaciones más complejas.
Mi padre fue quien me enseñó a usar esas reglas. Curiosamente, en la transición, lo veía v