La crisis comenzó tras la imposición de una prohibición sobre 26 plataformas digitales —incluyendo Facebook, WhatsApp, Instagram, X y YouTube — por no registrarse bajo nuevas normas gubernamentales que buscaban combatir desinformación y discurso de odio.
Para la juventud, esta medida representó una violación a la libertad de expresión y a sus medios de comunicación, desencadenando un estallido masivo de indignación.
Las manifestaciones, bautizadas como protestas de la “Generación Z”, se expandieron por todo el país, especialmente en Katmandú.
La represión por parte de las fuerzas de seguridad fue contundente: según distintos conteos oficiales, al menos 19 personas fueron asesinadas, y cientos resultaron heridas en enfrentamientos que incluyeron el uso de gas lacrimógeno, bala