CHICAGO -- Las calles de algunos de los barrios más animados de Chicago están tranquilas estos días. Los maestros de las escuelas públicas quieren que las familias que tienen miedo de salir de casa puedan seguir las clases online. Y los lugares de culto instan a la gente a llevar su identificación a todas partes.

Mientras la tercera ciudad más grande de la nación espera una intervención federal muy publicitada, los residentes realizan cambios en sus rutinas diarias. El presidente, Donald Trump, ha prometido que Chicago verá un aumento en las deportaciones y tropas de la Guardia Nacional mientras apunta a bastiones demócratas. Aunque la sensación de vulnerabilidad no es nueva, especialmente entre los migrantes, muchos dicen que esta vez el miedo es más profundo y los preparativos más drás

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