Hace tiempo que se dice que «Francia se ha vuelto una nación ingobernable» , y es posible que así sea, a tenor de su sangrienta historia. Pero le ocurre lo mismo que a España, Portugal, Italia o Grecia : economías fallidas, pueblos orgullosos y poco productivos, con una clase política penosa .
Se había acostumbrado Francia a presumir de su grandeur , pero en la inauguración de sus Juegos Olímpicos vimos en realidad en qué se ha quedado la segunda potencia europea . Un país devorado por el wokismo , dirigido por un psicópata inútil que se niega a dejar paso al siguiente. Prefiere jugar a los cromos con todas las opciones políticas en mandatos que no llegan a cumplir un año, con tal de mantenerse en el Elíseo , con aires de aprendiz de Napoleón .
Medio siglo de políticas