Un argentino que ocupa una posición de lo más influyente en Wall Street atiende el teléfono desde el norte del mundo. Javier Milei acaba de comerse una paliza tan inolvidable como inesperada. Ni los encuestadores que trabajan para la Casa Rosada ni la dirigencia del peronismo pudo anticipar la magnitud de la derrota de La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires. El financista fue uno de los primeros en recomendar a sus clientes que lo mejor era tomar distancia de la Argentina libertaria. También anunció, después del acuerdo con el FMI, que no iba a haber más plata para el gobierno de extrema derecha. Ahora lo ratifica. “No hay un mango más afortunadamente para mi país”, dice. El razonamiento es claro: el experimento de Milei acaba de chocar y no tiene sentido seguir apostando en u
Rescatar a Milei, la misión imposible que nadie quiere asumir

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