Israel lanzó un bombardeo inédito contra la cúpula de Hamás en Doha, la capital de Catar, marcando una escalada que fractura la ya debilitada diplomacia regional. La operación, bautizada “Cumbre de Fuego”, fue justificada por el primer ministro Benjamín Netanyahu como represalia al ataque en Jerusalén que dejó seis israelíes muertos el día anterior. Aunque en el ataque perecieron seis personas —entre ellas un hijo del negociador Jalil al-Hayya—, el liderazgo de Hamás aseguró haber sobrevivido.
La reacción inmediata
La incursión aérea conmocionó a Catar, que alberga desde 2012 la oficina política de Hamás y la mayor base militar estadounidense en la región. El primer ministro catarí, jeque Mohamed bin Abdulrahman al Thani, denunció una “traición” y advirtió que su país “se reserva el dere