El martes, Pablo Motos entrevistaba a Nacho Cano en El Hormiguero para promocionar su espectáculo. Pero no era precisamente la faceta musical la que le interesaba al presentador. Conocedor de la trayectoria ideológico-delirante del artista, quería que vaciara el buche sobre cuestiones políticas. Por otra parte, el componente de Mecano sabía perfectamente que junto a las hormigas de felpa encontraría el ecosistema adecuado para soltar sus teorías conspirativas y ya entró en el plató con un libro misterioso debajo del brazo. El programa se ha convertido en esto: un hervidero de personajes que sueltan su faceta reaccionaria contra Pedro Sánchez. El Hormiguero le sirve a Motos para potenciar esta idea de una comunidad oprimida por el despropósito woke .

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