«Los ciclistas se sienten vulnerables», dice un director de equipo antes de tomar la salida en El Barco de Valdeorras. « Tienen miedo. No saben lo que se van a encontrar detrás de una curva , si de repente va a haber una protesta. Tienen miedo, es normal», añade.
«Lo peor es la incertidumbre», dice otro de los directores. «Hay inseguridad », añade. La tensión se nota en el pelotón y la lluvia hace que los ciclistas sean menos visibles que nunca. Alrededor del autobús del Israel se ve más policías que personal del equipo. Apenas un mecánico que trata de poner a punto las bicis y un miembro de la dirección se dejan ver.
En la etapa del martes los ciclistas fueron atacados con chinchetas. «Se las lanzaban a la cara, no a la carretera », cuentan. Y los corredores se han cansado. Ya n