Barcelona La gran mayoría de cánceres se desarrollan de forma silenciosa durante años y por el camino van dejando huellas que son reconocibles. Ahora investigadores catalanes han descubierto que todos estos cambios quedan registrados en nuestro epigenoma, que es una recopilación de todas las modificaciones que nuestros genes reciben del entorno. Es una especie de caja negra de un avión, que registra datos del vuelo como el origen, la dirección y la velocidad, y que en el caso de nuestro cuerpo contiene información de los cambios químicos que experimentan nuestras células y, según este estudio liderado por científicos del Clínic-Idibaps de Barcelona y del Instituto de Investigación del Cáncer de Londres, también contiene.

Con esta información los investigadores han elaborado un método pio

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