La extorsión se ha convertido en uno de los males más dolorosos y extendidos de nuestra vida social. No solo implica un despojo económico: es también un ataque directo a la tranquilidad de las familias y a la estabilidad de comunidades enteras. Golpea por igual al comerciante de barrio, al transportista, a la pequeña empresa o al inversionista que se topa con cuotas ilegales disfrazadas de “protección” . Es un cáncer silencioso que erosiona la confianza social y que, poco a poco, socava la esperanza de desarrollo en múltiples regiones de México.

Por eso resulta alentador que la presidenta Claudia Sheinbaum haya impulsado una reforma constitucional que busca dotar al Congreso de la Unión de facultades para expedir una ley general en materia de extorsión . Este martes 9 de septiembre de

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