La pirotecnia suele ser uno de los elementos más esperados en las celebraciones patrias por sus luces y colores, pero en pocas ocasiones pensamos en lo que ocurre con el sonido que generan. La explosión de los fuegos artificiales puede alcanzar entre 150 y 190 decibeles (dB) a corta distancia. Más allá de la intensidad, la frecuencia de los estallidos agudos —como silbidos o truenos repentinos— resulta especialmente dañina para las células del oído interno, responsables de convertir las ondas sonoras en señales nerviosas.

Para dimensionar el impacto, basta con comparar: un avión al despegar alcanza unos 120 dB, una sirena de ambulancia llega a 110 dB y el tráfico intenso ronda los 90 dB. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que los fuegos artificiales alcanzan hasta 150 dB,

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