Manifestantes nepalíes, indignados por la sangrienta represión, desafiaron el toque de queda policial y tomaron las calles de la capital, Katmandú, el martes. Incendiaron el Tribunal Supremo, el Parlamento y otros edificios gubernamentales en la última jornada de protestas, lideradas por la generación Z, que derrocó al primer ministro del país himalayo. Las autoridades informaron que más de 20 personas murieron y cientos resultaron heridas en los enfrentamientos provocados por la prohibición gubernamental de las redes sociales, pero impulsados por un profundo resentimiento ante la corrupción rampante de la élite política y la falta de oportunidades económicas para los nepalíes.

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