Kim Jong Un ha captado la atención mundial tras su participación en el reciente desfile militar en Beijing, donde se destacó como el líder que más beneficios diplomáticos obtuvo. Junto a Xi Jinping y Vladimir Putin, el presidente de Rusia, Kim mostró una imagen de respaldo por parte de dos de los autócratas más poderosos del mundo. Este evento marcó su regreso a la diplomacia multilateral, subrayando su vínculo con Putin, quien prometió no olvidar los sacrificios de las tropas norcoreanas en la guerra de Ucrania.
Durante su visita, Kim celebró su primera cumbre con Xi en seis años, restableciendo la relación con un antiguo aliado. Este encuentro culminó con un té y un banquete en la residencia de Xi, un privilegio que solo se otorgó a Putin entre los 26 líderes extranjeros presentes. Este trato especial representa un cambio significativo en la percepción de Kim, quien había sido considerado un socio menor por Beijing y Moscú.
Sin embargo, la omisión más notable fue la falta de mención a la desnuclearización de la península de Corea en los informes oficiales de la cumbre. Este cambio de lenguaje, en contraste con las cinco cumbres anteriores entre 2018 y 2019, sugiere que Kim podría haber logrado la aceptación tácita de China como potencia nuclear. Tong Zhao, del Carnegie Endowment for International Peace, afirmó que "el aliado más poderoso de Corea del Norte ha abandonado la búsqueda de una península coreana libre de armas nucleares".
Tras su viaje a Beijing, Kim supervisó una prueba del nuevo motor de cohete de Corea del Norte, que se utilizará para el misil balístico intercontinental Hwasong-20. Lim Eul-chul, profesor en Seúl, destacó que "Corea del Norte ha recibido una justificación para seguir aferrándose a su poder nuclear". Ambos líderes se comprometieron a fortalecer sus relaciones, independientemente de la situación internacional.
Analistas como Yang Moo-jin consideran que Kim ha mejorado significativamente su posición internacional y que los lazos renovados con China podrían ser utilizados en futuras negociaciones con Estados Unidos. A pesar de los fracasos anteriores en el diálogo, el presidente Donald Trump ha expresado su disposición a reanudar las conversaciones con Kim.
China, como principal aliado de Corea del Norte, ha sido clave en los esfuerzos para frenar las ambiciones nucleares de Pyongyang. Sin embargo, la cooperación ha disminuido a medida que las relaciones entre Estados Unidos y China se han deteriorado. En 2022, ambos países vetaron una resolución de la ONU que buscaba sanciones adicionales contra Corea del Norte.
La última reafirmación de China sobre una península coreana libre de armas nucleares fue en 2024, pero desde entonces, Beijing ha evitado hacer referencia a este objetivo. Zhao señala que el silencio de China sobre la desnuclearización podría abrir la puerta a una relación más estrecha con Corea del Norte.
Mientras tanto, los vínculos militares entre Rusia y Corea del Norte han crecido, lo que ha generado preocupaciones sobre la mejora de la tecnología de misiles de Pyongyang. Funcionarios rusos han comenzado a respaldar abiertamente el programa nuclear norcoreano, con el ministro de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, declarando que la desnuclearización de Corea del Norte es un "asunto cerrado".
A pesar de la aparición conjunta de Xi, Putin y Kim en el desfile, no se ha informado de una cumbre trilateral. Wu Qiang, analista político, sugiere que la aceptación del estatus nuclear de Corea del Norte podría ser parte de una visión más amplia de Xi y Putin para un orden mundial menos dominado por Estados Unidos.