Aunque su aspecto puede parecer intimidante para algunos, quienes lo han probado, lo describen como un platillo adictivo

Por Mary Carmen M. Ávila

En el árido corazón del desierto poblano, donde el sol calienta más que en otros lugares y el suelo conserva secretos milenarios, crece un pequeño insecto, discreto y poderoso. Se llama gusano cuchamá, y aunque su apariencia puede espantar a los no iniciados, en Zapotitlán Salinas, Puebla, es motivo de orgullo, resistencia y sabor.

Desde tiempos prehispánicos, esta larva (Paradirphia fumosa) ha sido alimento, símbolo, recurso de trueque y vínculo profundo con la tierra. Hoy, de la mano de cocineras tradicionales y chefs locales, este animal endémico ha conquistado platos modernos sin perder su esencia. Uno de esos nombres es el de la Chef Mel

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