A 200 yardas. Desde esa distancia, que se traduce en unos 182 metros, se produjo el disparo que acabó con la vida de Charlie Kirk, de 31 años, uno de los más sonoros difusores de la ideología trumpista, incluso desde antes de su fundación. Todo apunta que el autor utilizó un fusil con mira, como los francotiradores de los lugares en guerra.
Murió a hierro, el mismo que él defendió como fanático de la segunda enmienda de la Constitución, en la que se establece el derecho a tener armas, un rasgo que para Kirk era santo y seña de lo que significa ser un patriota estadounidense.
“Lamentablemente las muertes por armas de fuego valen la pena por la preservación de los derechos de la segunda enmienda”, respondió en el 2023 después de un tiroteo en una escuela de Nashville (Tennessee), que dejó